mercoledì 16 giugno 2010

Despojo

Es habitual ver palomas en espacios mayormente abiertos; y la Plaza Mayor es uno de los lugares que posiblemente prefieren más. Se precipitan para conseguir alimento; no importan las caricias o las patadas de los niños que, emocionados con la naturaleza, piden más comida para preservar el mayor número posible de las encantadoras aves a su alrededor; es ambición de cada niño que visita la plaza.
Cualquier otro sitio también es bueno para encontrar alimento; es posible hallar migas o granos en la calle. Pues, no siempre es suficiente la generosidad de los niños.
Entre las calles Santa Catalina y Ugarte, precisamente frente al Monasterio de Santa Catalina, una paloma revolotea insistentemente sobre un trozo de pan seco al borde de la acera, mientras un grupo de turistas se dispone a visitar el convento. Los transeúntes ignoran la ardua batalla que mantiene la veterana ave con su duro alimento y los vehículos pasan a toda velocidad; no hay fastidiosas caricias ni tiernas patadas; pero el trozo de pan seco se rehúsa a las ansias de su depredadora; por lo que, después de tomar un breve descanso, la voraz ave, agitando nuevamente sus alas, se precipita furiosa sobre su presa y arremete varias veces con su pico; sin lograr nada.
Luego de una intensa batalla en la vereda, el trozo de pan es derribado hacia el abismo; donde inevitablemente será triturado por las ruedas de algún automóvil.
La victoria es definitiva cuando un taxi arrolla al pan, dejándolo molido; más exquisito que antes. Pero, a medida que pasan los vehículos, sin darle tiempo a nuestra vencedora ave de tomar lo que le corresponde, el pan molido se va dispersando entre los neumáticos, hasta desaparecer por completo.

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