giovedì 7 luglio 2016

The world is not fit for us

Hemos reventado nuestras burbujas para aventurarnos por el universo. Nos encontraremos cuando mi misantropía se agudice, cuando esté a punto de incendiar el mundo; entonces, aparecerás incandescente, envuelta en fuego, para ayudarme a hacerlo.

giovedì 31 dicembre 2015

La gloria de vivir y morir al mismo tiempo

¡Le estoy permitiendo a la vida negarme sus placeres!, exclamé. La dama me correspondió acomodándose el cabello a un lado; yo estaba perturbado por su sonrisa. Las proporciones de sus labios reflejaban su voracidad al besar; me lo demostró. Caminamos juntos de la mano; después, experimenté la gloria de vivir y morir al mismo tiempo, cuando irremediablemente enloquecido me perdí en la profundidad de sus pupilas dilatadas.

lunedì 29 dicembre 2014

La tierra de ensueño

En el desorden del vaivén cotidiano un sujeto caminaba abstraído en sus cavilaciones. Por su docilidad había perdido mucho en la vida. El amor que tanto había anhelado era el de una hermosa mujer a la que todos pretendían con la sola finalidad de llegar al altar para luego abandonarla, ya que su belleza era perturbadora para los demás; pero, para él, ella era ideal; y sólo él se atrevería a honrarla; y nadie más que él, sufriría en su nombre.
Había sido despedido tantas veces; su pequeño negocio había sido clausurado y embargado por el estado mediante la recaudadora de impuestos; su casa ubicada a dos cuadras de una comisaría había sido saqueada. Ante del robo, la aseguradora le había negado la subvención íntegra, a pesar de que él había aportado durante muchos años; su auto en el que esporádicamente hacía de taxista había sido remolcado al depósito y su cita médica en el seguro había sido nuevamente aplazada.
Luego de la mezquindad de la aseguradora, que sólo se había comprometido a pagar la reparación de la puerta de su casa, acudió a la oficina central de la afp. Fue recibido amablemente. Casi dos horas después, vino el gerente y le dijo que debía aportar durante algunos años más; que aún no era factible adelantar su jubilación; y que, una vez completado el aporte, se le otorgaría una pensión mensual equivalente a dos tercios del sueldo mínimo.
Su desasosiego no le permitía percibir lo que ocurría a su alrededor; mimetizado en la multitud, caminaba; la falta de trabajo, la ardua competencia para conseguir uno, el estrés y las preocupaciones se reflejaban en su rostro; y, como la gran mayoría, él también se acogía a los convencionalismos para subsistir; el cabello corto, los anteojos, la camisa, la corbata, el esmoquin, los pantalones, los zapatos y el maletín eran parte de ese absurdo consenso.
Así había trascurrido los días, los meses, los años. Muchas veces, embargado por el entusiasmo, había lanzado su maletín hacia arriba y con los brazos extendidos conseguía dar una vuelta; y siempre se encontraba ante el desconcierto de los demás.

mercoledì 11 dicembre 2013

El milagro cotidiano

En calle Melgar, silenciosa como cada mañana, surgió aquello que milagrosamente salvaguarda lo cotidiano.
A lo largo de la calle, una hermosa mujer caminaba sobre la acera, imprimiendo un sonido sensual que retumbaba en sus nalgas; pues, llevaba zapatos de tacón, pantalones ceñidos, desde sus tobillos hasta sus caderas, y una chaqueta que resaltaba la prominencia de sus pechos. El milagro se hizo inevitable al cruzarse con un tipo, quien al verla reluciente, se detuvo junto a un poste de extensión eléctrica para deleitarse con cada paso que ella daba.
El momento mágico se había consumado, el sujeto la observaba y ella correspondía incrementando su sensualidad.

giovedì 31 gennaio 2013

Galería de amor


El jardín de la universidad era ideal para poder continuar con su lectura, no había nadie; las bancas alrededor de una plantación de rosas estarían disponibles sólo para él. Sin embargo, al cabo de unos minutos apareció una mujer que al verlo leyendo, desde luego, se iría; pero, no lo hizo.
Él la miró de reojo, y advirtió que ella le estaba sonriendo tiernamente; ruborizado volvió inmediatamente su mirada hacia el libro. Ella tenía el cabello largo, recogido hacia un lado en una cola levemente ondulada; llevaba unos pendientes de perla y un collar de plata. Vestía un top lila escotado con tirantes que resaltaba perfectamente la prominencia de sus pechos y la sensualidad de su espalda, unos leggings negros que se amoldaban exquisitamente desde sus caderas hasta sus tobillos, unos zapatos de tacón y un bolso, también negros.
Al acercarse a él; puso su bolso sobre la banca, lo abrió, sacó un plátano y empezó a pelarlo con delicadeza, indicándole al muchacho poner el libro a un lado. Él acogió enseguida el espléndido culo de la dama sobre su regazo. Su esbelta silueta, su sonrisa, sus ojos, sus labios, su boca y su lengua… era una mujer muy hermosa. Ella empezaba a recorrer el plátano con su lengua, mordisqueándolo levemente; excitada, mirando al muchacho, se introdujo casi la mitad del fruto, lo mantuvo por un instante en su boca, sosteniéndolo con su mano derecha, mientras se acomodaba el cabello con la otra; luego, empezó a chuparlo, una y otra vez, recorriéndolo lujuriosamente con su lengua; dándole besos y ligeros mordiscos; al hacerlo, libidinosa gemía; meciéndose sobre él, revelándole la gloria de vivir.
Esa lasciva representación concluyó cuando ella dio la primera mordida para empezar a comer su refrigerio. El muchacho la tenía rodeada por la cintura; y el libro aguardaba extendido sobre el bolso. Soy María, dijo ella; envolvió la cáscara en un papel; y se fueron jalados de la mano.

domenica 22 luglio 2012

Letargo

Rodeado de algunas palomas, en medio de la acera, entre el poste de alta tensión, la pared improvisada con sillares y un montículo de basura, adormitaba un hombre con sus brazos extendidos. Su rostro entumecido y brilloso, iluminado directamente por el sol, ostentaba su complacencia. Al mismo tiempo, un ensordecedor sonido proveniente del claxon de la compactadora de residuos, irrumpió en la calle; bajaron hombres vestidos con túnicas verdes, cubiertos con mascarillas, provistos de escobas y recogedores.
Las aves agrupadas en el sitio, ocupado antes por los desechos, se disputaban las migas restantes. El hombre permanecía inmóvil; apenas se percibía su respiración; sin embargo, abrió los ojos al oír el arrullo de una de las aves; se sentó precipitado y tosió bruscamente. Todas las plumíferas aguardaban en silencio, no daban ni un solo paso.
Sin embargo, un crujiente sonido las inquietó; el sujeto con el pan aún en su boca, decidió guardarlo en su bolsillo; pero, al ser rodeado por las palomas, lo extrajo de nuevo. Una de ellas revoloteaba insistente sobre su regazo y consiguió arrebatarle una miga que devoró en el acto; acechaba nuevamente, extendía sus garras una y otra vez; el individuo sacudía sus manos con violencia; enfurecido, atrapó a su contendiente con ambas manos, dejando caer su pan; y, mientras se liberaba una disputa por el alimento entre las demás aves, empezaba a estrangularla. Ella movía sus patas y batía fuertemente sus alas; en su desesperado intento había perdido varias plumas; todo había sido en vano. Jadeante, con el pico entreabierto, defecó en los pantalones del sujeto; quedando finalmente inmovilizada.
El hombre sollozó; extendió sus manos, la liberó y se desgarró incontenible en lágrimas, mientras ella permanecía desfalleciente junto a él, en la vereda.

mercoledì 14 marzo 2012

Interminable espera

En mi interminable espera, cada segundo oscila una eternidad;
mírame;
ya soy transparente,
has calado hasta mis huesos.

giovedì 3 novembre 2011

La segunda venida de Iron Maiden

"Run, live to fly, fly to live; do or die."
Aces high, Iron Maiden


Luego de su primera presentación en nuestro país, en el estadio Nacional, la realidad nuevamente se tornaba en un sueño; dos años después de aquel imborrable 26 de marzo de 2009, Iron Maiden volvería al Perú, para deleitarnos con canciones como The number of the Beast, Hallowed be thy name, The Trooper, 2 minutes to midnight, The Evil that men do, From here to eternity y, desde luego, también con las canciones de su decimoquinto álbum titulado The final frontier.
El 5 de marzo de 2010, a través de la página web de la banda de Heavy Metal, se anunciaba una nueva gira mundial; y cinco meses después, el 16 de agosto, se hacía el lanzamiento mundial de The final frontier; pero, la gira mundial para promocionar dicho álbum ya había iniciado el 9 de junio en Dallas, Texas.
En The final frontier world tour 2010-2011, milagrosamente aparecía el nombre de nuestro país. "La promesa de la banda, de volver al Perú, se cumplirá el 23 de marzo", decía mi hermano Jesus.
Durante el verano, mientras asistíamos a clases en la universidad, nuestro entusiasmo continuaba intacto desde aquel 5 de marzo de 2010. No se podía esperar más. "Run, live to fly, fly to live; do or die", era la voz de Bruce Dickinson desde el estéreo.
Así que, luego de oír: "Corre, vive para volar, vuela para vivir; hazlo o muere", decidimos ir al banco. A las 3:52 de la tarde, ya habíamos depositado el dinero en nuestra cuenta; ese mismo día, a las 7:29 de la noche, nuestro sueño empezaba a juntarse con la realidad; teníamos en nuestras manos las entradas para el concierto de Iron Maiden, mientras escuchábamos el sonido del pin pad imprimiendo el comprobante de pago.
Ese día al volver a casa, guardamos celosamente nuestras entradas de color celeste, luego de haberlas contemplado durante un buen tiempo. A partir de ese día nuestro entusiasmo se incrementaba con el pasar de los días. En cuanto a la universidad, el semestre estaba programado para concluirse en la primera semana de febrero; y así fue. A partir del 10 de febrero, el tiempo pretendía con su paso lento extender la fecha del concierto.
El 18 de marzo, a seis días del gran concierto, a las 12:53 del medio día, compramos los boletos. Nuestro viaje, como estaba programado, fue el 21 de marzo; y a las 6:35 de la tarde el bus salía del Terrapuerto, con cinco minutos de retraso.
El itinerario había durado, como siempre, 16 horas. A las 10:15 de la mañana, salimos con nuestras mochilas del terminal de Javier Prado, rumbo a Breña, distrito cercano al estadio San Marcos, para buscar hospedaje.
Permanecimos en reposo durante el resto del día. "Ir a un concierto de Heavy Metal, implica estar lleno de energía", decía mi hermano; por lo tanto, después del almuerzo, volvimos a nuestra habitación. Al encender el televisor, en un canal de cable se anunciaba la entrevista a Adrian Smith.
Al día siguiente, a las siete de la mañana del tan anhelado día, después de haber desayunado; llevando puesto nuestros polos y provistos con una camarita, tomamos una combi desde la cuadra 17 de la avenida Venezuela hasta la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Desde la combi se visualizaba una cola que empezaba a crecer rápidamente; así que, al bajar, tuvimos que correr. A partir de ese momento, las horas eran interminables. Se comentaba que el ingreso al estadio sería alrededor de las cinco de la tarde.
La gran mayoría de las personas miraban extrañados desde los vehículos; pues, todos vestíamos con polos negros en los que se veía a Eddie, desde su aparición en el primer álbum, Iron Maiden, hasta el decimoquinto álbum, The final frontier.
El transcurso del día estuvo acompañado de proveedores; incluso, de los típicos vendedores de cola. No era necesario moverse; sándwiches, caramelos y bebidas heladas estaban a la orden de cada headbanger.
Empezaba a atardecer, y el momento más esperado se aproximaba conforme la cola iba avanzando. Pues, después de una exhaustiva revisión, nos encontrábamos en el interior de la universidad. A las 5 de la tarde, luego del día más extenso de mi vida, pisamos el césped del estadio San Marcos.
Luego de que tocara la banda telonera Contracorriente, el entusiasmo se acrecentaba rápidamente. "¡Iron Maiden, Iron Maiden, Iron Maiden…!", la ovación aumentaba, mientras, por fin, se quitaba el telón.
A las 8:57 de la noche, en medio de la aclamación de 25 mil metaleros, se empezaba a oír el intro de Satellite 15… The final frontier, la primera canción que daba inicio al gran concierto. "¡Olé, olé, olé, olé, Maiden, Maiden, olé, olé, olé, olé Maiden, Maiden!", aclamábamos, mientras duraba el intro.
En casa soñábamos con ir al concierto; y ésta era nuestra única oportunidad, una única oportunidad en la que podríamos soltar nuestros demonios y corear las canciones de una de nuestras legendarias bandas de Heavy Metal que tanto idolatramos desde niños.
Iron Maiden era la zona más exclusiva; la habíamos elegido, porque, anhelábamos ver de cerca a Steve, Bruce, Dave, Adrian, Nico, Janick y a Eddie, la mascota de la banda. Ese entusiasmo nos había llevado a ahorrar cada centavo. Y ahí estábamos, llenos de júbilo, haciendo headbanging en frente de nuestros ídolos, coreando cada una de sus canciones; y escuchando a Bruce Dickinson decir: "Scream for me, Lima!; scream for me, Lima!". El dorado, 2 minutes to midnight, The talisman, Coming home, Dance of death, The Trooper, The wicker man, Blood brothers, When the wind wild blows, The Evil that men do, Fear of the dark, Iron Maiden, The number of the Beast, Hallowed be thy name, y Running free, hicieron despertar a ese demonio que habita en nuestro interior para que gozáramos como cerdos en el fango.
El estadio estaba convertido en un supremo hábitat, donde los metaleros interactuaban con sus demonios utilizando la única lengua, el Heavy Metal.
Antes de que tocaran la última canción, el vocalista de la banda británica se despidió con una promesa, la de volver nuevamente a nuestro país.
Como al final de cada presentación, Nico había lanzado sus baquetas y sus brazaletes; Dave, Janick y Adrian, hicieron lo mismo con sus púas.
A las 10:53 de la noche ya había terminado el concierto; y empezábamos a salir del estadio; al mismo tiempo, la neblina que se había formado sobre nosotros, se disipaba lentamente.

sabato 5 febbraio 2011

Inmolación

El tiempo es necesario para consumar nuestra existencia. Creo en el tiempo. Intentar degradar su trascendencia es parte del anhelo de nuestra especie de perennizarse sobre la tierra.

Extender la existencia del hombre, pretendiendo atenuar el paso del tiempo, será posible con mutación; para ello se necesitará ya no ratas de laboratorio; sino, hombres de laboratorio.

sabato 25 settembre 2010

Arrebato

Junto a un árbol del jardín de la facultad de Economía, contiguo a las bancas de madera que utilizan para sentarse a conversar, comer o simplemente para darse un respiro, se encontraba un estudiante sentado en el césped. Por su aspecto, se podría decir que estaba vestido para dar una exposición, habitual para los universitarios.
Las bancas alrededor de una plantación de rosas estaban desocupadas; pero, él ya había optado por no ocupar ninguna. Tenía en su regazo un portafolio sobre el cual revisaba y enumeraba algunos papeles; manteniéndose ocupado casi toda la mañana.
El ruido provocado en los pasadizos del edificio por la aglomeración de estudiantes al salir de las aulas, hizo que se detuviera un instante; dejó el bolígrafo sobre las hojas, miró su reloj, estiró los brazos hacia arriba, se acomodó el nudo de la corbata; en seguida retomó los papeles y prosiguió con las dos últimas hojas que tenía apartadas entre su pulgar e índice izquierdos. Después, guardó el bolígrafo y los papeles en el portafolio; se puso de pie, se sacudió el traje; y, antes de caminar, cayó bruscamente.
El estudiante permaneció de bruces contra el césped hasta el atardecer; luego de haberse puesto el sol, movió lentamente sus manos, se desplazó hacia un lado y se echó boca arriba; al mismo tiempo, sus lágrimas se deslizaban hacia sus oídos.

venerdì 13 agosto 2010

La representación de una crucifixión robotizada

El hombre para asegurar su existencia tendrá la necesidad de reescribir la Biblia y replantear la existencia de Dios.

Este replanteamiento fue surgiendo desde los Tótems hasta la repentina encarnación de una divinidad omnipotente a imagen y semejanza del hombre. Por lo tanto, ya robotizado el hombre, la iglesia tratará de impartir la bendición de un Dios… también robotizado.

mercoledì 16 giugno 2010

Despojo

Es habitual ver palomas en espacios mayormente abiertos; y la Plaza Mayor es uno de los lugares que posiblemente prefieren más. Se precipitan para conseguir alimento; no importan las caricias o las patadas de los niños que, emocionados con la naturaleza, piden más comida para preservar el mayor número posible de las encantadoras aves a su alrededor; es ambición de cada niño que visita la plaza.
Cualquier otro sitio también es bueno para encontrar alimento; es posible hallar migas o granos en la calle. Pues, no siempre es suficiente la generosidad de los niños.
Entre las calles Santa Catalina y Ugarte, precisamente frente al Monasterio de Santa Catalina, una paloma revolotea insistentemente sobre un trozo de pan seco al borde de la acera, mientras un grupo de turistas se dispone a visitar el convento. Los transeúntes ignoran la ardua batalla que mantiene la veterana ave con su duro alimento y los vehículos pasan a toda velocidad; no hay fastidiosas caricias ni tiernas patadas; pero el trozo de pan seco se rehúsa a las ansias de su depredadora; por lo que, después de tomar un breve descanso, la voraz ave, agitando nuevamente sus alas, se precipita furiosa sobre su presa y arremete varias veces con su pico; sin lograr nada.
Luego de una intensa batalla en la vereda, el trozo de pan es derribado hacia el abismo; donde inevitablemente será triturado por las ruedas de algún automóvil.
La victoria es definitiva cuando un taxi arrolla al pan, dejándolo molido; más exquisito que antes. Pero, a medida que pasan los vehículos, sin darle tiempo a nuestra vencedora ave de tomar lo que le corresponde, el pan molido se va dispersando entre los neumáticos, hasta desaparecer por completo.

martedì 26 gennaio 2010

Rutinario

Luego de haber vagado por calles desconocidas desperté en casa; y, anunciado por un prolongado bostezo, todo volvía a ser rutinario. Debía mirar el reloj, levantarme, bostezar varias veces, pasarme las manos por el rostro, volver a mirar el reloj, tender mi cama, cepillarme los dientes, darme un baño, cambiarme la ropa interior, los calcetines, el polo negro por otro igual, ponerme los mismos pantalones y las mismas zapatillas, desayunar, cepillarme nuevamente los dientes, no peinarme, coger mi única mochila, despedirme y salir a tomar una combi para ir a la universidad.

Después de haber salido de clases, decidí ir a la biblioteca. Solicité el catálogo de obras literarias y elegí Todos os nomes. Distinguí un lugar alejado para sentarme, un sitio donde no habría alguien que interrumpiera mi lectura. Ya sentado, me dispuse a hojear la novela de José Saramago; me encontraba a punto de empezar con el ritual, aquel pacto que me incita a emprender un viaje por la obra literaria hasta llegar al final. Traté de ignorar todo lo que acontecía al interior de la biblioteca; pero, mi concentración se vio interrumpida por la estrepitosa forma de obrar de un sujeto que manipulaba piezas de ajedrez sobre la mesa. No insistí más; y así, mi rutina se torna cada día más monótona: vagando en lo recóndito de mi mente, caminando por las calles, perdido en mis cavilaciones. Todo esto me induce a la misma rutina; y lo advierto cada vez que despierto en casa, porque, luego del prolongado bostezo, debo mirar el reloj, levantarme, bostezar varias veces, pasarme las manos por el rostro, volver a mirar el reloj; y, lo demás, también debe seguir casi en estricto orden.