¡Le estoy
permitiendo a la vida negarme sus placeres!, exclamé. La dama me correspondió
acomodándose el cabello a un lado; yo estaba perturbado por su sonrisa. Las proporciones de sus labios reflejaban
su voracidad al besar; me lo demostró. Caminamos juntos de la mano; después,
experimenté la gloria de vivir y morir al mismo tiempo, cuando irremediablemente
enloquecido me perdí en la profundidad de sus pupilas dilatadas.
Equinoccio de verano......Ana Rosa Aguilar Mata*
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*Finalista del **V* *Concurso Internacional **“**Litteratura**”** de Poesía*
Foto: *www.wallhere.com**Junio*
Tenía un cuerpo perfecto,
la temperatu...
3 giorni fa
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