mercoledì 11 dicembre 2013

El milagro cotidiano

En calle Melgar, silenciosa como cada mañana, surgió aquello que milagrosamente salvaguarda lo cotidiano.
A lo largo de la calle, una hermosa mujer caminaba sobre la acera, imprimiendo un sonido sensual que retumbaba en sus nalgas; pues, llevaba zapatos de tacón, pantalones ceñidos, desde sus tobillos hasta sus caderas, y una chaqueta que resaltaba la prominencia de sus pechos. El milagro se hizo inevitable al cruzarse con un tipo, quien al verla reluciente, se detuvo junto a un poste de extensión eléctrica para deleitarse con cada paso que ella daba.
El momento mágico se había consumado, el sujeto la observaba y ella correspondía incrementando su sensualidad.

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